Errores Frecuentes en la Manipulación de Alimentos
La manipulación de alimentos abarca todas aquellas operaciones que se llevan a cabo en una Materia prima hasta llegar a un Producto Terminado, destinado a la alimentación de la comunidad. Dentro del proceso productivo de un alimento intervienen una o varias personas llamadas Manipuladores de Alimentos que son responsables de que el producto se mantenga en perfectas condiciones higiénicas cada vez que éste pasa por sus manos. Así las cosas, como manipuladores de alimentos jugamos un papel sumamente importante ya que con nuestras actitudes podemos prevenir la contaminación o promoverla de acuerdo al grado de nuestro compromiso y entrenamiento que tengamos respecto a nuestra labor, afectando de forma directa la salud de los consumidores
Existen ciertos hábitos que muchas veces los Manipuladores de Alimentos por desconocimiento o por rutina estos comenten; desde el punto de vista de nuestro especialista estos son lo más comunes:
No lavar las manos antes de empezar a manipular alimentos ó no lavarlas correctamente
Si olvida lavar sus manos antes de comenzar a cocinar, no solamente estará desparramando gérmenes por toda la casa, sino que además corre el riesgo de infectarse usted mismo cuando roce su nariz o su boca,. Siempre que vaya a cocinar sus alimentos debe lavarse cor rectamente las manos con agua y jabón, al menos durante 20 segundos, y no tocar la comida luego de estar en contacto con los platos sucios, ir al baño, o cambiar los pañales de su hijo, sin antes higienizarse correctamente.
Uso inadecuado de guantes.
La gente “espera” que los alimentos se manipulen con guantes porque visualmente parece mucho más higiénico pero el uso inadecuado de éstos, igual que ocurre con otros utensilios, provoca contaminaciones cruzadas. El uso de guantes de látex está totalmente desaconsejado por los problemas de alergia que pueden provocar en el consumidor, recomendándose su sustitución por otros materiales como el nitrilo o el vinilo. Hay que plantearse si el alimento en cuestión debe manipularse con guantes teniendo en cuenta su susceptibilidad; y en caso de usarlos, cambiarlos tantas veces como sea necesario.
Descongelar los alimentos a temperatura ambiente.
La congelación, en contra de lo que muchos creen, no produce la destrucción de los microorganismos por lo que una descongelación incorrecta favorece su multiplicación y el desarrollo de enfermedades de transmisión alimentaria. Lo ideal es descongelar los productos en refrigeración con antelación suficiente.
Contaminar los alimentos por el uso inadecuado de utensilios.
Los alimentos pueden prepararse con antelación siempre que la antelación sea lógica (por ejemplo, no prepararemos una ensalada dos días antes), se haya realizado un cocinado adecuado, estén bien protegidos (en envases adecuados) y se conserven correctamente. Muchas veces, el tiempo que pasan los alimentos elaborados a temperatura ambiente es excesivo pudiendo sufrir contaminaciones y/o la posterior multiplicación microbiana.
Cocinar de forma inadecuada los alimentos.
Un error muy común es pensar que “la temperatura lo mata todo; da igual lo que hagamos antes y después porque con un buen calentón, las bacterias se mueren”. Pero las temperaturas alcanzadas en el cocinado no son suficientes para destruir todos los microorganismos. Debemos, por lo tanto, realizar un cocinado correcto y acompañar este cocinado de la protección del producto y su adecuada conservación para evitar la proliferación microbiana.
Cocinar en varias etapas de forma incorrecta.
Toda manipulación supone un riesgo así que cuanto más se manipule un producto, mayor es ese riesgo. Y este riesgo aumenta cuando en la receta nos dicen que parte de lo que hemos elaborado necesita reposar un tiempo para ganar sabor. Sería necesario aplicar los mismos criterios de buen cocinado, correcta protección y conservación del alimento, pero a veces no se hace y estos alimentos contaminados pueden suponer un riesgo para la salud.
Enfriamiento incorrecto.
Las creencias populares afirman que “si metes un alimento caliente en la cámara éste se fermenta o se estropea el frigorífico”. Ambos planteamientos son falsos. Los alimentos no deben guardarse calientes en la cámara por el aumento de temperatura que sufriría el interior de ésta, provocando la mala conservación tanto el alimento que acabamos de meter como de los que ya se encontraban en el interior. Durante todo el tiempo que la temperatura sea incorrecta, se producirá la multiplicación microbiana. Pero tampoco hay que irse al extremo opuesto y dejar la comida fuera hasta que se enfríe del todo. Debemos enfriar los alimentos en abatidores de temperatura y en caso de no disponer de ellos, acelerar el enfriamiento con agua fría, hielo, cambiando de recipiente o fraccionando la comida en más de un recipiente de forma que, en el menor tiempo posible, se pueda introducir en la cámara para su correcta conservación.
Consumir alimentos que llevan muchos días en la nevera o congelados guiándonos solamente por su buen aspecto, color, olor.
Los microorganismos que producen enfermedades de transmisión alimentaria no producen cambios en el alimento; no se modifica ni el olor, ni el color, ni la textura, ni el sabor por lo que NO debemos asociar el buen aspecto a la seguridad de éste. Notamos un cambio en las características organolépticas del producto cuando éste se altera, pero no cuando está contaminado.
Por todo ello, teniendo en cuenta este decálogo expuesto con anterioridad y aplicando prácticas correctas de higiene, podríamos disminuir la incidencia de estos molestos cuadros de vómitos, diarreas, náuseas, etc. que tan frecuentes son en estas épocas calurosas del año y que suponen denuncias y otros quebraderos de cabeza a los restaurantes.
incumplir con deberes básicos de salud, Higiene personal, Ropa de trabajo, Hábitos higiénicos.
Incumplir deberes básicos como el uso del tapabocas, el no uso de accesorios, esmaltes y fragancias, entre otros, La ropa de trabajo será exclusiva del trabajo y manipulación de alimentos, y será preferiblemente de colores claros. Deberá estar limpio y cuidado, y no deberá salir con él a la calle ni a lugares donde pueda contaminarse, El gorro o redecilla deberá cubrir totalmente el pelo para impedir que éste caiga sobre los alimentos, en su puesto de trabajo no fumar, masticar chicle, comer, toser, estornudar o sonarme sobre los alimentos, hablar encima de ellos (hace que caigan los microorganismos que tenemos en la saliva). Estas actividades son muy comunes y muchos manipuladores restan importancia a éstas normas que sin lugar a dudas representan un alto riesgo de contaminación hacia el alimento. Estas normas son tan fáciles de cumplir y deben convertirse en habito de higiene que contribuya a preservar la integridad y características físicas, organolépticas y microbiológicas del alimento y por supuesto a prevenir sucesos desagradables con los clientes.